martes, 14 de septiembre de 2010

Infinito, elevado a infinito, infinitísimas veces

Saludos cifrados, añadiendo cada día un gesto más. Ya estoy en casa, susurros en el cuello. Cantar en el coche, mirarnos, notas desafinadas y risas. Tres llamadas son pocas, ¿qué tal estás? Aquí…


1000 “te quiero” al día, quizá más. Los mismos “te dejo”, quizá más. Infinito, elevado a infinito, infinitísimas veces, y ya no hay más. ¡Que no! ¡Yo más! Y vuelta a reir.

Es que no quiero más…. Es que estoy cansao… ¿Tripota? ¡Pequeñita! ¡Ya está bien! Te cuento un chiste ¿el del pollo? no idiota, éste es bueno… y más risas.

Y sonrisas, hacerme un hueco en tu pecho, caricias de nariz, quiero cosquis!!... tu primero… serás fruta… y tú goofy!

Tengo un día horrible. Gritamos en el coche, la gente nos mira… normal. Pero tú y yo sólo necesitamos volver a mirarnos… y risas de nuevo.

¿Tienes Tripota? Me duele... ¿No somos papás? No... Maya no viene aún... Me miras, sonreimos. Que espere un poco más.

Gatos en el tejado, y ginetas. Y pesadillas de caballos comiéndose perros. Y hacer de rabiar al gato. ¡Me ha mordido! Qué le has hecho… y sonrío con el auricular. Nada… contrapelo?... risas otra vez.

¿Quieres casarte conmigo? Claro que si. ¿Cuándo nos casamos? Mañana. No, idiota!!! ¿Pasado? ¡Me tendrás que regalar un anillo! ¿Para qué? Lo perderías…

Me enfado. Me miras. Sonries. Pongo morros. Sonrio. No puedo evitarlo... risas otra vez.

No hay comentarios: